Atardece en tu mirada, difícil nadar en ella. Tus parajes se vuelven cada vez más abruptos, difíciles de anidar. Dificil es unir la constelación de tus lunares teniéndote tan lejos y a la vez tan cerca, más difícil es tener que renunciar a ti sin quererlo. Un difícil que cada vez se acerca más a un imposible.
El tiempo se desvanece sin que nos demos cuenta, difícil retrasarlo, pararlo, pausarlo. Fácil dejar que vuele entre nuestros dedos, fácil que se escape entre los rincones de tu desnudez y huya dejándonos indefensos ante su paso.
Difícil que no se inunden de nostalgia las miradas, difícil tener que renunciar a ti sin quererlo.